martes, 16 de abril de 2013

Capítulo 1 ~ Recuerdos [Devian]


[Narra Devian]


Recuerdo muy poco de aquella vez.
Pero lo poco que recuerdo lo recuerdo con claridad.
Veo un niña pequeña agarrada a la mano de su madre, como si la vida le fuera en ello. Hay demasiada gente, y eso a la niña no le gusta; le hace parecer pequeña. Mira arriba, pero sólo ve cabezas; la gente es demasiado alta para que ella vea nada. Sólo ve pequeños trozos azules, como cristales que se han roto.
Bien, esa niña era yo.
La piel ligeramente bronceada de mi madre resaltaba mucho con la mía: Pálida como la leche. Aunque después de una guerra, supuse, era mejor que estuviera lechosa antes que de color escarlata.
Mi padre iba por delante de nosotras, abriéndonos paso con la tosca muleta que se había hecho a partir de un trozo de madera.
Mi padre era y sigue siendo muy listo.
Había oído bombardeos; gritos; súplicas... Había saboreado texturas de alimentos que nunca creí que probaría sólo por sobrevivir... Había visto la sangre por primera vez.
Y todo esto a mis 9 años de edad.
Creo que era mucho, demasiado, para mi corta existencia en este sádico mundo.
Pero inútilmente me decía que todo iría mejor.
Tonta de mí.

- Devie, vete con ellos - Dijo señalando un rincón de aquel extraño lugar - Enseguida nos vemos, ¿vale? Y recuerda no hablar con desconocidos.

Sonrió y me empujó ligeramente para que fuera en esa dirección. Asentí mientras tragando saliva me encaminaba hacia allí
Recuerdo cómo nos ordenaron que nos pusiéramos en fila mientras iba en camino. Se me hacía larguísimo.
Intenté protestar, pero no me sirvió de nada.
De pie, con mi carita sucia, y con el camisón aún puesto lleno de sangre, no causaba demasiada buena impresión. Aunque eso era lo de menos.
Había niños aún más pequeños que yo, con ojeras, con arañazos, e incluso magulladuras. Vi a un niño con un gran tajo en el brazo envuelto en un trapo más o menos limpio.
Tragué saliva y agradecí el saber que era una de las que mejor había salido parada.


- Hola, ¿Cómo te llamas?

Me giré inocentemente, hacia mi derecha.
Y vi a un niño de mi misma edad más o menos. Año arriba año abajo... Su pelo era de color rubio, y tenía unos adorables ojos oscuros que fundían hasta el mismísimo hielo. Sus labios carnosos; de esos de los que le gustaban a las adolescentes y... Que me empezaba a gustar a mí.
Tenía una sonrisa contagiosa, y casi quise yo también sonreír como él lo hacía. Parecía que no había pasado nada.

- Dev-Devian Markov - Me presenté tímidamente.

Al sonreír, pude ver que se le formaba un hoyuelo muy especial que le hacía aún más guapo.

- Yo soy Daniel Bradbury, pero puedes llamarme Dan - Se presentó sonriente.

Sonreí y bajé la vista. ¿Me estaba sonrojando? Hacía que el corazón me latiese rápidamente, y aún así desconocía la razón. Le acababa de conocer y tenía... ¿Cuántos años? ¿Diez? ¿Me enamoraba ya a mis diez años? Por desgracia, la timidez se hizo cargo del resto de la conversación

- Mmm... Supongo - Murmuré.

Sonrió con aires de suficiencia, dándose de listo.

- Te voy a llamar Dev

Y rió. Como si se tratara de un juego de... bueno, de niños. Al fin y al cabo lo seguíamos siendo. Pero negué con la cabeza

- ¿Porqué no? - Preguntó aún sonriente - Me gusta; es bonito.

Sonreí otra vez tímidamente.

- ¿Siempre eres tan insistente? - Inquirí juguetona.

- Supongo - Se encogió de hombros y me fijé otra vez en el hoyuelo que se formaba cuando sonreía - ¿Cuántos años tienes?

- Mi madre dice que no hable con extraños - Me mordí el labio, sabiendo que había pasado de esa regla desde hacía tiempo.

- Yo no soy un extraño; soy Dan - Respondió chistoso.

No pude evitar sonreír. Levanté la cabeza hacia arriba y vi una silueta negra. Un pelo platino. Tragué saliva.

- ¿Estás bien? - Preguntó cortésmente - Parecías mareada.

Negué con la cabeza. Mientras tragaba saliva con dificultad. ¿Debería de hablar con él?

- Es sólo que... ¿Qué pasará ahora?

Silencio.

- Yo también he estado pensando - Torció la cabeza ligeramente y me miró directamente a los ojos. ¿Alguien más aparte de mí lo había estado pensando?, me pregunté - Pero no he llegado a ninguna conclusión. Nos puede pasar de todo; aunque teniendo en cuenta el estado en el que nos encontramos, mucho me temo que lo que nos puede pasar son cosas malas...

Eso no me hizo sentir mejor. Pero me gustó que fuera sincero conmigo; al menos no mentía. Sonreí ligeramente

- Silencio - Ordenó una voz imponente. Todo el mundo se calló.

Se oían unos pasos. Resonaban por todo el lugar, y me metían miedo. Temblaba.
Mi nuevo amigo me miraba de reojo. En un intento por hacerme dejar de temblar, me cogió la mano. Dejé de sacudirme al instante. Tragué saliva y bajé la vista.

- Buenos días, damas y caballeros - Saludó la voz - Niños y niñas; Supervivientes en general, me gustaría comenzar diciendo...

Y empezó a hablar. A mí me entraba por un oído y me salía por el otro... Hasta que dijo algo que llamó mi atención:

- Y desde ahora en adelante, me declaro como Presidente. ¿Alguna objección?

Se oyó cómo se cargaban unas pistolas. El ruido de cuando a una pistola se le quita el seguro; indicación de que puede disparar en cualquier momento.

- Eso mismo creía yo - Se rió lúgubremente - Entonces, sin más demora, impondré la primera norma; Pero antes de nada: Den un paso al frente aquellos que lucharon con el Capitolio; Con nosotros, en resumente.

Al principio nadie dijo nada. Sólo se oyó el silencio. Pero una voz se alzó sobre las demás.

- Yo luché con el Capitolio.

Dio un paso al frente. La voz masculina rió.

- Vean al primer Capitolense; el primero de una nueva generación.

Más y más voces se van uniendo a este. Y el nuevo Presidente se ríe más y más. Dan me apreta la mano con fuerza.

- ¿Alguien más? - Dice al fin. Seguimos quedando muchos. El presidente deja de reírse - Ya me lo esperaba; bueno, ¿Qué se le va a hacer? Hemos de recurrir a medidas drásticas para mejorar este nuevo mundo. ¿No? Perfecto. Escuchen con atención:
>> Desde hoy, y para siempre, declaro, que los humanos restantes que hay en esta sala, sean distribuidos en distintos lugares; cada uno con una especialidad; repartidos en un total de 12 zonas. La número 13 ha sido destruida: Vean lo que pasa cuando alguien se rebela contra nosotros. Aprendan

Oigo unos murmullos a mi alrededor.

- La selección empieza... ¡Ya! - Tres chicas salen.

Todas son pelirrojas. Y todas van hacia los adultos.

- Familia Yeingster... ¡Distrito 3!

- Familia Osbourne... ¡Distrito 8!

Presto atención, intentando escuchar mi nombre. Hasta que lo oigo:

- Familia Markov... ¡Distrito 4! - Grita.

- Familia Bradbury... ¡Distrito 9! - Se oye.

Ya está.

- Nos han separado - Murmura a mi lado, Dan.

- ¿Qué dices?

- Mi apellido es Bradbury... Adios, Dev.

El labio me tiembla sin quererlo.

- ¡No! Quizá... - Intento decir. Pero me para. Fuerza una sonrisa.

- Nos volveremos a ver, Devian. Te lo prometo...

Me abraza rápidamente, algo que me sorprende y me suelta. Tras lo cual, se va.

Y yo hago lo mismo.


Abro los ojos de golpe y me encuentro con un techo de madera y con la dulce nana del mar que me acurruca entre sus brazos. Caigo dormida.




No hay comentarios:

Publicar un comentario